El tabaco es el 2º factor de riesgo de mortalidad. Fumar no solo causa cáncer, daña casi todos los órganos del cuerpo: pulmones, corazón, vasos sanguíneos, genitales, boca, piel, ojos y huesos.
Así que, si has decidido dejar de fumar, ¡¡¡¡ENHORABUENA!!!! Tu cuerpo y tu salud te lo van agradecer, pero ¿por qué engordamos al dejar de fumar?
Es cierto que la gran mayoría de ex fumadores/as engordan. La media está en torno a los 5 kg. Pero, ¿por qué sucede?, ¿Cuál es el mecanismo que lo provoca?
Básicamente, el tabaco cubre una necesidad, contrarrestar la ansiedad. El tabaco mitiga la ansiedad generada por el jefe, los niños, la hipoteca, baja autoestima, trabajo poco gratificante, etc. Dejar de fumar es ansiogénico (causa ansiedad).
En ausencia de tabaco, ¿por qué engordamos al dejar de fumar?
En ausencia de tabaco recurrimos a la comida. Normalmente se suele comer más y peor, sobre todo galletas, chocolate, refrescos azucarados, bollería…. Ahora la recompensa le llega al cerebro vía productos procesados en vez de con la nicotina. El resultado es obvio y esperado, engordar.
¿Qué se puede hacer para que esto ocurra en menor medida?
Algunos consejos muy útiles:
1º Si es un problema muy serio lo que te provoca ansiedad abórdalo. Enfócate en la causa (el problema) y no en el síntoma (la ansiedad). La ayuda de un psicólogo puede serte útil.
2º Reaprende y automatiza nuevas conductas. Busca alternativas placenteras que te gusten: beber infusiones; morder regaliz; caramelos sin azúcar, etc. y úsalas cuando sientas el impulso de comer.
3ª Si duermes bien y haces ejercicio físico (un deporte de lucha puede serte muy útil) tus niveles de ansiedad disminuirán (mejorarás el síntoma), tendrás menos hambre y reducirás los antojos.
En definitiva, si descubres nuevas automedicaciones saludables y mejoras tus hábitos conseguirás el efecto contrario, adelgazar y lo más importante, no volverás a fumar en tu vida.